sábado, 30 de abril de 2011

Rubio, Jorge. Sanse, un barco mercante.

Mario se despertó como en un día cualquiera: Se lavó los dientes, se duchó, se vistió y desayunó, como siempre dos tostadas italianas cubiertas de bechamel. Mario era un hombre muy culto y estirado, no soportaba las impurezas de la gente tipo hurgarse la nariz o comerse las uñas. Pero cuando fue a dar su típico salto a la calle de por la mañana...¡CHOP!, se empapó, pero no había sido el único su amigo Juan llegó a su casa estilo "braza" y le dijó:

- ¿No te has enterado de lo que pasó ayer?

- No.

- Hubo un meteorito.

- ¿Y qué tiene que ver con esto?

- El meteorito se desintegró, pero provocó una alteración en el nivel del mar y ahora estás a primera línea de playa.

-OK.

Mario se despidió y entró en su casa.

Pensó durante horas lo que haría, y...¡BINGO!

Mario pensó en hacer de Sanse un Barco mercante que vagar por el mundo en busca del buen negocio. La idea funcionó. Mario se hizo millonario. Y se fue a la mar, vamos, enfrente de su casa.

FIN

1 comentario:

  1. Cuento correcto. Describes con cuidado a Mario y, cuando sale a la calle, resulta intrigante qué habrá pasado para que esté llena de agua. Sin embargo, el conflicto se resuelve demasiado rápido y el final es algo apresurado. La historia está bien, es sorprendente y juegas bien con la ciencia ficción. En tus próximos cuentos puedes intentar que sean más equilibrados. Es decir, que haya una buena presentación (que en este lo has hecho), un desarrollo del conflicto algo más complejo y un final que resuelva ese conflicto

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