miércoles, 8 de junio de 2011

El vientre de París de Zola y Natura morta de Josef Winkler. Dos bodegones literarios


            El vientre de París (1873) de Zola y Natura morta. Novela corta romana (2001) de Josef Winkler giran en torno a un mercado, pero podemos establecer dos diferencias entre estas obras. Mientras que en El vientre de París se combina la descripción del Mercado Central con la historia que se desarrolla, en Natura morta, si bien hay acciones, el elemento principal es la descripción del mercado de la Piazza Vittorio Emanuele. Por otra parte, se puede distinguir ambas obras por el momento histórico al que pertenecen. El Mercado Central simboliza la Modernidad, en cambio el mercado de la Piazza Vittorio Emanuele que describe Winkler pertenece a la Postmodernidad.

            Natura morta consiste en la sucesión de imágenes del mercado y de personas realizando actividades diversas:

Una gitana que vendía champú y se había hecho tatuar en el antebrazo un corazón azul se acurrucaba en el suelo con otras gitanas jóvenes, que descansaban con sus niños. Un niño yacía atravesado […] en el regazo de la gitana [...] Una mujer se detuvo ante el puesto con su perra, pequeña y de pelo muy corto, una mezcla de teckel y pinscher. Sólo en las orejas y la cola tenía la perra mechones de pelo, hasta las tetas tenía afeitadas. El joven vendedor… (14).

            Los personajes se vinculan por contigüidad. Aparecen en un determinado espacio, pero, en muchos casos, apenas se relacionan más allá de ello. Según Hernández la obra de Winkler: «Se trata de una serie de miniaturas con el motivo de la naturaleza muerta».

            En El vientre de París las imágenes del mercado se integran bajo un significado explícito. Esta obra «ha creado una nueva metáfora verdaderamente productiva al comparar el mercado de Les Halles con un estómago gigante, el vientre que digiere el alimento y que genera los desechos de París (Peñalta y Muñoz: 84)». Florent vuelve a París del destierro. Viene hambriento y para él París representa la abundancia: «Volvía a ver las ventanas relucientes de los bulevares, las mujeres risueñas, la ciudad glotona que había dejado aquella lejana noche de enero; y le parecía que todo había crecido, se había dilatado en aquella enormidad del Mercado Central, cuyo aliento colosal comenzaba a oír, pesado aún por la indigestión de la víspera (31)». El Mercado Central representa la Modernidad: «…es una construcción de acero y cristal, una enorme máquina moderna (32)». El Mercado es fruto de la tecnología:

…apareció como una máquina moderna, sin ninguna medida, una máquina de vapor, una caldera destinada a la digestión de un pueblo, gigantesco vientre de metal, sujeto con pernos, remachado, hecho de madera, de vidrio y de hierro colado, de una elegancia y una potencia de motor mecánico… (46).

            El mercado, y también la ciudad, adquiere una imagen por comparación «con el cuerpo, con un organismo viviente (Peñalta y Muñoz: 81)». Es como si la ciudad se convirtiera en un ser vivo, que se alimenta vehementemente: «París mascaba los bocados para su dos millones de habitantes. Era como un gran órgano central que latía furiosamente, que lanzaba la sangre de la vida a todas las venas. Ruido de mandíbulas colosales, estruendo compuesto por el alboroto del aprovisionamiento… (51)».

            El Mercado Central de El vientre de París sirve de escenario para la oposición entre personajes idealistas y hambrientos, como Florent, frente a otros materialistas y bien alimentados, como Lisa. En cambio, en Natura morta se describe una realidad fragmentaria, propia de la Postmodernidad, que exige que el lector una sus partes. Sobre la técnica de esta obra dice Hernández lo siguiente: «A una imagen le sigue otra y, a ésa, otra y, a ésa, otra más. Siempre con la misma estructura, siempre mostrando la expresión más grotesca de una acción o de cualquiera de sus modelos». Zola ofrece una visión holística de la ciudad, como un estómago en funcionamiento; Vinkler, por su parte, presenta una imagen fragmentaria abierta la interpretación del lector.


            Referencias

Hernández, Loret. Natura morta, arte del bodegón literario. Consultado en: http://www.jornada.unam.mx/2010/09/19/sem-lorel.html
Peñalta Catalán, Rocío, Muñoz Carrobles, Diego. La ciudad en el lenguaje y el lenguaje en la ciudad. Consultado en google scholar.

Winkler, Josef. Natura morta. Novela corta romana. Barcelona: Galaxia Gutenberg. 2003.

Zola, Émile. El vientre de París. Barcelona: Alba. 2006.

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