Me he lanzado, lo he hecho.La velocidad es de vértigo y los pensamientos avanzan a más velocidad que yo. Quien lo diría, amante del prójimo y adorador de la confianza y la lealtad; me encuentro ahora desnudo y despoblado de todas las convicciones del ser humano.La traición, el despotismo y la falta de escrúpulos han ganado la batalla, mi batalla. Yo, la sociedad; mis locos pensamientos. ¿Son realmente locos?A estas alturas da igual, mi cuerpo besa el suelo tras amortiguar la caída con sus fuertes y fríos brazos. Sombra negra me cubre, me arropa, soy libre.
Gracias, Roberto. Qué cuento tan sugerente. De qué manera el personaje se sume, más rápido de lo que puede controlar, en una caída incierta. Muy interesante.
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