La señora Cornelia es la décima de las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes. En total la obra consta de doce novelas breves publicadas en 1613. Éstas fueron escritas durante un periodo sometido a debate, pero que incluye la última década del s. XVI. Cervantes proyecta en La señora Cornelia una imagen muy positiva de lo que caracteriza a lo español. Según Julián Marías, la españolía es el cauce de todas las obras de Cervantes. Son muchos los textos y autores que representan la personalidad propia de una nación. Un caso especialmente valioso lo constituye Orlando de Virginia Woolf. Estos textos no sólo son interesantes por el esfuerzo que llevan a cabo sus autores de trasladar una concepción social a una obra literaria. Sino, también, porque se plantean un ideal social que va más allá de las fronteras. Cervantes reivindica lo español, pero, además, representa en los dos vizcaínos, que se ven inmersos en la historia, ejemplos de un ideal humano: personas altamente comprometidas con los problemas de los demás.
Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547 – Madrid, 22 o 23 de abril de 1616) fue poeta, novelista, dramaturgo y soldado. El Quijote es una obra central del canon literario, pero también lo son las Novelas ejemplares. Según Francisco A. de Icaza: «si Cervantes no hubiera escrito El Quijote, para inmortalizarlo habrían bastado las Novelas Ejemplares (291)».
El autor vivió en Italia y fue fuertemente influido por su literatura a la hora de crear las Novelas ejemplares. La obra de Cervantes irradia una vitalidad que sorprende, teniendo en cuenta las muchas dificultades que experimentó en su vida. Quizá la más llamativa es que en la batalla de Lepanto perdió el brazo izquierdo, pero en sus obras no muestra ninguna amargura, sino que se enorgullece de ello. En el prólogo al lector de la segunda parte del Quijote dice:
Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquead hubiera nacido en alguna taberna, sino en las más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros (9).
Cuando Cervantes regresaba a España, su barco fue apresado por piratas y permaneció cautivo en Argel. Tampoco tuvo suerte en España, donde su teatro fracasó, no pudo hacer carrera en la Corte e incluso fue encarcelado por irregularidades en las recaudaciones, que tenía que hacer para ganarse la vida. Cervantes tuvo una vida plagada de frustraciones y miserias. En cambio, sus obras irradian una visión positiva sobre el ser humano. A esta visión positiva del hombre Amezúa la llama «don divino de la alegría».
Cervantes se propone que sus textos sirvan para enriquecer al ser humano:
Si bien lo miras no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso (...), que si por algún modo alcanzara que la lección destas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algún mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que las escribí que sacarlas en público (52).
En La señora Cornelia el «don de la alegría» se manifiesta en la idealización de los personajes, especialmente los españoles, siempre valerosos y honrados caballeros; y del mundo en que viven, donde los conflictos se resuelven felizmente. La señora Cornelia sitúa la acción en Bolonia y sus alrededores. No hay constancia de que Cervantes estuviera en esta ciudad durante los años que vivió en Italia. Pero el hecho de que transcurra en Bolonia da verosimilitud a la historia, debido a que, si bien en 1568 Felipe II decretó «la impermeabilización habsburguesa», que impedía a los españoles estudiar en ninguna universidad extranjera; el Colegio de los Españoles del Cardenal Don Gil de Albornoz en Bolonia era una excepción.
En La Señora Cornelia, una pareja de amigos vizcaínos ayudan a la resolución de la relación amorosa entre la señora Cornelia y el duque de Ferrara. Lorenzo Bentibolli quiere recuperar el honor de Cornelia, su hermana, y hacer que el duque de Ferrara, Alfonso de Este, se case con ella. Cumplirá este objetivo con la ayuda de los caballeros españoles. Se puede etiquetar a esta novela como una historia de aventuras, de caballeros o de capa y espada. El tema principal se puede nombrar de dos maneras, según el ámbito al que nos refiramos. Cornelia debe evitar el escándalo, para no perder su honor en sociedad. Pero, además, ella, como mujer, como persona, está enamorada y quiere casarse con el Duque.
La señora Cornelia es la única protagonista, junto con Leocadia de La fuerza de la sangre, que da a luz fuera del matrimonio. Es una joven hermosa y popular en Bolonia por su belleza. Su hermano, con la ayuda de los dos españoles, conseguirá que el duque de Ferrara se case con ella. Según el modelo actancial de Greimas, el sujeto es Cornelia; el destinatario son todos los personajes, que se benefician del buen final el final feliz; el objeto, en la primera parte, sería el bebé y, en la segunda, el matrimonio de Cornelia con el duque de Ferrara; los ayudantes son los españoles; y el oponente Lorenzo Bentibolli.
La novela comienza con la presentación de los dos amigos españoles, don Antonio de Isunza y don Juan de Gamboa. Mediante una analepsis se narra cómo y porqué llegan hasta Bolonia. Van a Flandes para luchar, pero llegan en tiempos de paz. Emprenden el viaje de vuelta a España, pero se paran en Bolonia y deciden continuar allí sus estudios, con el consentimiento de sus padres. No es casualidad que los dos protagonistas sean vizcaínos. Esto supone un gran cambio, puesto que, en la literatura del siglo XVI, la figura del vizcaíno aparecía caricaturizada, como propia de hombres simples y analfabetos, que solían ser los personajes cómicos en las novelas. En La señora Cornelia este pensamiento cambia radicalmente. Son hombres de linaje, caballeros y letrados. Por otro lado, estos personajes representan la españolidad y su comportamiento ejemplar viene a contraponerse a la mala imagen que tenían los españoles en Italia en la época de Cervantes.
Cornelia y Lorenzo son presentados de un modo parecido al de los vizcaínos. La narración se remonta hasta la infancia de ambos, para explicar cómo han llegado hasta la situación presente. Se producen repetidos sumarios, en los que unos personajes cuentan a otros aquellos hechos que éstos no presenciaron. Los personajes son los encargados de contar lo que ocurre. Buena parte de esta función la llevan a cabo los amigos vizcaínos, como dice Teijeiro Fuentes: «el protagonismo de la historia les corresponde a ellos como hilos conductores de la misma, el conflicto que ésta desarrolla no les afecta directamente, motivo por el cual se irán desvaneciendo paulatinamente hasta su regreso en el desenlace final (154)». Por este motivo, La señora Cornelia es una novela ejemplar con un estilo dramático. No obstante, el narrador se ocupa de dirigir el foco de la narración: «Dejémoslas ir, que ellas va tan atrevidas como bien encaminadas, y sepamos qué les sucedió a don Juan de Gamboa y al señor Lorenzo de Bentibolli (263)».
Cervantes recurre varias veces a la anagnórisis. Una de ellas tiene lugar cuando el duque de Ferrara reconoce a don Juan, por la cintilla que lleva en su sombrero: «No creo que me engañare en nada, señor caballero, si os llamo don Juan de Gamboa, que vuestra gallarda disposición y el adorno dese capelo me lo están diciendo (264)». Este reconocimiento permitirá que el conflicto se resuelva pacíficamente. El duque está enormemente agradecido a don Juan porque éste salió en su socorro, cuando estaba siendo atacado por Lorenzo de Bentibolli y otros hombres. Don Juan lo hace de un modo altruista y anónimo. Esto convierte a don Juan a ojos del duque en un aliado y confidente. Don Juan le pregunta si Cornelia es su mujer y el bebé de ésta su hijo. El duque responde afirmativamente y explica su conducta. La madre del duque, que está muy enferma, quiere que su hijo se case con otra mujer y éste, para no disgustarla, está esperando a que su madre fallezca para casarse con Cornelia. Los dos españoles median para que se resuelva el conflicto, como vamos a ver.
La señora Cornelia puede parecer inverosímil. Por un lado, don Juan va caminando por la calle, una mujer le pregunta si es Fabio, él contesta afirmativamente; y ella le entrega el bebé de Cornelia. Por otra parte, don Antonio lleva a la mujer que se encuentra por la calle a su casa, sin tener ninguna información sobre ella. Sorprende que ambos españoles acojan las intrigas ajenas sin siquiera dudarlo. Lo mismo ocurre cuando Lorenzo Bentibolli le pide a Juan que le acompañe a buscar al duque de Ferrara, para recuperar el honor de su hermana. Don Juan acepta esta empresa, que puede ser peligrosa, sin siquiera pensárselo, y don Antonio le acompaña. No obstante, La señora Cornelia es una novela que ansía la verosimilitud, según Avalle Arce. El momento cronotópico en que tiene lugar abunda en referencias históricas. Tiene lugar en Bolonia y, en un momento que, como hemos dicho, era posible que hubiera españoles estudiando en esa ciudad. Además, el nombre de Juan de Gamboa procede de un funcionario de la Real Hacienda contemporáneo de Cervantes.
La señora Cornelia presenta a unos españoles de muy buenas cualidades humanas. Están dispuestos a correr todos los riesgos por las personas que encuentran en apuros. Cervantes recrea un mundo y unos personajes ideales que no son, sin embargo, inverosímiles por el objetivo narrativo que se plantea. Los personajes de La señora Cornelia tienen sus imperfecciones. Por ejemplo, el duque deja embarazada a Cornelia antes de casarse con ella. Pero, son personajes cargados de humanidad. Así, el duque, en realidad, está esperando el momento oportuno para casarse con Cornelia, y el conflicto se provoca, no por maldad, sino por equívocos. En este contexto, los dos españoles son ejemplos de una conducta altruista. Con sus esfuerzos deshacen las confusiones que hay entre Cornelia y el duque. Cervantes pone sus recursos narrativos al servicio de contar una historia que nos enseña valores humanos.
Referencias
Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha, Segunda parte. Barcelona: Círculo de lectores. 1980.
Cervantes, Miguel de. Novelas ejemplares. Dos volúmenes. Barcelona: Altaya. 1994.
Icaza, F. A. de. Las Novelas ejemplares de Cervantes. Sus críticos. Sus modelos literarios. Sus modelos vivos, y su influencia en el arte. Consultado en Biblioteca Cervantes Virtual.
Teijiero Fuentes, Miguel Ángel. La «trágica comedia» de la señora Cornelia de Cervantes. Algunas notas acerca de su estructura e interpretación. Consultado en: google scholar.
Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547 – Madrid, 22 o 23 de abril de 1616) fue poeta, novelista, dramaturgo y soldado. El Quijote es una obra central del canon literario, pero también lo son las Novelas ejemplares. Según Francisco A. de Icaza: «si Cervantes no hubiera escrito El Quijote, para inmortalizarlo habrían bastado las Novelas Ejemplares (291)».
El autor vivió en Italia y fue fuertemente influido por su literatura a la hora de crear las Novelas ejemplares. La obra de Cervantes irradia una vitalidad que sorprende, teniendo en cuenta las muchas dificultades que experimentó en su vida. Quizá la más llamativa es que en la batalla de Lepanto perdió el brazo izquierdo, pero en sus obras no muestra ninguna amargura, sino que se enorgullece de ello. En el prólogo al lector de la segunda parte del Quijote dice:
Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquead hubiera nacido en alguna taberna, sino en las más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros (9).
Cuando Cervantes regresaba a España, su barco fue apresado por piratas y permaneció cautivo en Argel. Tampoco tuvo suerte en España, donde su teatro fracasó, no pudo hacer carrera en la Corte e incluso fue encarcelado por irregularidades en las recaudaciones, que tenía que hacer para ganarse la vida. Cervantes tuvo una vida plagada de frustraciones y miserias. En cambio, sus obras irradian una visión positiva sobre el ser humano. A esta visión positiva del hombre Amezúa la llama «don divino de la alegría».
Cervantes se propone que sus textos sirvan para enriquecer al ser humano:
Si bien lo miras no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso (...), que si por algún modo alcanzara que la lección destas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algún mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que las escribí que sacarlas en público (52).
En La señora Cornelia el «don de la alegría» se manifiesta en la idealización de los personajes, especialmente los españoles, siempre valerosos y honrados caballeros; y del mundo en que viven, donde los conflictos se resuelven felizmente. La señora Cornelia sitúa la acción en Bolonia y sus alrededores. No hay constancia de que Cervantes estuviera en esta ciudad durante los años que vivió en Italia. Pero el hecho de que transcurra en Bolonia da verosimilitud a la historia, debido a que, si bien en 1568 Felipe II decretó «la impermeabilización habsburguesa», que impedía a los españoles estudiar en ninguna universidad extranjera; el Colegio de los Españoles del Cardenal Don Gil de Albornoz en Bolonia era una excepción.
En La Señora Cornelia, una pareja de amigos vizcaínos ayudan a la resolución de la relación amorosa entre la señora Cornelia y el duque de Ferrara. Lorenzo Bentibolli quiere recuperar el honor de Cornelia, su hermana, y hacer que el duque de Ferrara, Alfonso de Este, se case con ella. Cumplirá este objetivo con la ayuda de los caballeros españoles. Se puede etiquetar a esta novela como una historia de aventuras, de caballeros o de capa y espada. El tema principal se puede nombrar de dos maneras, según el ámbito al que nos refiramos. Cornelia debe evitar el escándalo, para no perder su honor en sociedad. Pero, además, ella, como mujer, como persona, está enamorada y quiere casarse con el Duque.
La señora Cornelia es la única protagonista, junto con Leocadia de La fuerza de la sangre, que da a luz fuera del matrimonio. Es una joven hermosa y popular en Bolonia por su belleza. Su hermano, con la ayuda de los dos españoles, conseguirá que el duque de Ferrara se case con ella. Según el modelo actancial de Greimas, el sujeto es Cornelia; el destinatario son todos los personajes, que se benefician del buen final el final feliz; el objeto, en la primera parte, sería el bebé y, en la segunda, el matrimonio de Cornelia con el duque de Ferrara; los ayudantes son los españoles; y el oponente Lorenzo Bentibolli.
La novela comienza con la presentación de los dos amigos españoles, don Antonio de Isunza y don Juan de Gamboa. Mediante una analepsis se narra cómo y porqué llegan hasta Bolonia. Van a Flandes para luchar, pero llegan en tiempos de paz. Emprenden el viaje de vuelta a España, pero se paran en Bolonia y deciden continuar allí sus estudios, con el consentimiento de sus padres. No es casualidad que los dos protagonistas sean vizcaínos. Esto supone un gran cambio, puesto que, en la literatura del siglo XVI, la figura del vizcaíno aparecía caricaturizada, como propia de hombres simples y analfabetos, que solían ser los personajes cómicos en las novelas. En La señora Cornelia este pensamiento cambia radicalmente. Son hombres de linaje, caballeros y letrados. Por otro lado, estos personajes representan la españolidad y su comportamiento ejemplar viene a contraponerse a la mala imagen que tenían los españoles en Italia en la época de Cervantes.
Cornelia y Lorenzo son presentados de un modo parecido al de los vizcaínos. La narración se remonta hasta la infancia de ambos, para explicar cómo han llegado hasta la situación presente. Se producen repetidos sumarios, en los que unos personajes cuentan a otros aquellos hechos que éstos no presenciaron. Los personajes son los encargados de contar lo que ocurre. Buena parte de esta función la llevan a cabo los amigos vizcaínos, como dice Teijeiro Fuentes: «el protagonismo de la historia les corresponde a ellos como hilos conductores de la misma, el conflicto que ésta desarrolla no les afecta directamente, motivo por el cual se irán desvaneciendo paulatinamente hasta su regreso en el desenlace final (154)». Por este motivo, La señora Cornelia es una novela ejemplar con un estilo dramático. No obstante, el narrador se ocupa de dirigir el foco de la narración: «Dejémoslas ir, que ellas va tan atrevidas como bien encaminadas, y sepamos qué les sucedió a don Juan de Gamboa y al señor Lorenzo de Bentibolli (263)».
Cervantes recurre varias veces a la anagnórisis. Una de ellas tiene lugar cuando el duque de Ferrara reconoce a don Juan, por la cintilla que lleva en su sombrero: «No creo que me engañare en nada, señor caballero, si os llamo don Juan de Gamboa, que vuestra gallarda disposición y el adorno dese capelo me lo están diciendo (264)». Este reconocimiento permitirá que el conflicto se resuelva pacíficamente. El duque está enormemente agradecido a don Juan porque éste salió en su socorro, cuando estaba siendo atacado por Lorenzo de Bentibolli y otros hombres. Don Juan lo hace de un modo altruista y anónimo. Esto convierte a don Juan a ojos del duque en un aliado y confidente. Don Juan le pregunta si Cornelia es su mujer y el bebé de ésta su hijo. El duque responde afirmativamente y explica su conducta. La madre del duque, que está muy enferma, quiere que su hijo se case con otra mujer y éste, para no disgustarla, está esperando a que su madre fallezca para casarse con Cornelia. Los dos españoles median para que se resuelva el conflicto, como vamos a ver.
La señora Cornelia puede parecer inverosímil. Por un lado, don Juan va caminando por la calle, una mujer le pregunta si es Fabio, él contesta afirmativamente; y ella le entrega el bebé de Cornelia. Por otra parte, don Antonio lleva a la mujer que se encuentra por la calle a su casa, sin tener ninguna información sobre ella. Sorprende que ambos españoles acojan las intrigas ajenas sin siquiera dudarlo. Lo mismo ocurre cuando Lorenzo Bentibolli le pide a Juan que le acompañe a buscar al duque de Ferrara, para recuperar el honor de su hermana. Don Juan acepta esta empresa, que puede ser peligrosa, sin siquiera pensárselo, y don Antonio le acompaña. No obstante, La señora Cornelia es una novela que ansía la verosimilitud, según Avalle Arce. El momento cronotópico en que tiene lugar abunda en referencias históricas. Tiene lugar en Bolonia y, en un momento que, como hemos dicho, era posible que hubiera españoles estudiando en esa ciudad. Además, el nombre de Juan de Gamboa procede de un funcionario de la Real Hacienda contemporáneo de Cervantes.
La señora Cornelia presenta a unos españoles de muy buenas cualidades humanas. Están dispuestos a correr todos los riesgos por las personas que encuentran en apuros. Cervantes recrea un mundo y unos personajes ideales que no son, sin embargo, inverosímiles por el objetivo narrativo que se plantea. Los personajes de La señora Cornelia tienen sus imperfecciones. Por ejemplo, el duque deja embarazada a Cornelia antes de casarse con ella. Pero, son personajes cargados de humanidad. Así, el duque, en realidad, está esperando el momento oportuno para casarse con Cornelia, y el conflicto se provoca, no por maldad, sino por equívocos. En este contexto, los dos españoles son ejemplos de una conducta altruista. Con sus esfuerzos deshacen las confusiones que hay entre Cornelia y el duque. Cervantes pone sus recursos narrativos al servicio de contar una historia que nos enseña valores humanos.
Referencias
Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha, Segunda parte. Barcelona: Círculo de lectores. 1980.
Cervantes, Miguel de. Novelas ejemplares. Dos volúmenes. Barcelona: Altaya. 1994.
Icaza, F. A. de. Las Novelas ejemplares de Cervantes. Sus críticos. Sus modelos literarios. Sus modelos vivos, y su influencia en el arte. Consultado en Biblioteca Cervantes Virtual.
Teijiero Fuentes, Miguel Ángel. La «trágica comedia» de la señora Cornelia de Cervantes. Algunas notas acerca de su estructura e interpretación. Consultado en: google scholar.
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