… well I don’t know if all that’s
true ’cause you got me, and baby I got you… babe… I got you babe…
Ulises apaga el despertador. Menos mal, tres segundos más y Gloria le hubiese
gritado que está harta de despertarse todos los días con esa canción. Nadie
quiere empezar el día con una discusión.
Por suerte no se ha despertado, y ahora sigue durmiendo. Al ponerse en pie evita pisar los platos que están tirados en el suelo de la habitación, al lado de su mesilla de noche. Son los restos de la cena de la noche anterior que le dio demasiada pereza recoger y que, sin ninguna duda, Gloria recogerá en cuanto se despierte. Todavía tatareando los compases de “I got you babe – Sonny & Cher” se mete en la ducha y empieza a enjabonarse. Ayer se le olvidó comprar champú… tendrá que utilizar el de Gloria. Lo gasta. Esto no le hará ninguna gracia a ella, y lo sabe. Hoy se pondrá la corbata roja que tanto gusta en su oficina. Y la americana azul. Parece que con tanto bailoteo se ha entretenido un poco y se va a retrasar. Si sigue así no podrá ir en metro a la oficina como le había prometido a Gloria. Ella lleva varios días repitiéndole que necesita el coche para llevar “no sé qué alumnos de su escuela que han cultivado las flores que el Jardín Botánico lleva en el maletero”. No le gusta tener que ir en metro a la oficina. Molesto con esta situación, Ulises no recuerda que Gloria odia no poder desayunar café y él se acaba de tomar la última taza que quedaba. Esta noche habrá bronca sin ninguna duda. Ulises coge las llaves de casa y camina hacia el metro.
Por suerte no se ha despertado, y ahora sigue durmiendo. Al ponerse en pie evita pisar los platos que están tirados en el suelo de la habitación, al lado de su mesilla de noche. Son los restos de la cena de la noche anterior que le dio demasiada pereza recoger y que, sin ninguna duda, Gloria recogerá en cuanto se despierte. Todavía tatareando los compases de “I got you babe – Sonny & Cher” se mete en la ducha y empieza a enjabonarse. Ayer se le olvidó comprar champú… tendrá que utilizar el de Gloria. Lo gasta. Esto no le hará ninguna gracia a ella, y lo sabe. Hoy se pondrá la corbata roja que tanto gusta en su oficina. Y la americana azul. Parece que con tanto bailoteo se ha entretenido un poco y se va a retrasar. Si sigue así no podrá ir en metro a la oficina como le había prometido a Gloria. Ella lleva varios días repitiéndole que necesita el coche para llevar “no sé qué alumnos de su escuela que han cultivado las flores que el Jardín Botánico lleva en el maletero”. No le gusta tener que ir en metro a la oficina. Molesto con esta situación, Ulises no recuerda que Gloria odia no poder desayunar café y él se acaba de tomar la última taza que quedaba. Esta noche habrá bronca sin ninguna duda. Ulises coge las llaves de casa y camina hacia el metro.
Pero… ¿qué hubiera ocurrido
si Ulises hubiese tardado tres segundos más en apagar el despertador? Lo más
seguro es que Gloria hubiese despertado y así comenzado una discusión por la
música del despertador. En realidad Gloria es una gran fan de Sonny & Cher,
pero no aguanta que Ulises no pueda ceder nunca. Siempre tienen que hacer lo
que él desee sin tener en cuenta sus intereses. Realmente la música del
despertador es tan sólo una muestra más del declive en el que se encuentra su
relación. Ella piensa que Ulises vive estancado en la niñez. Más que como a una
novia la considera como una madre esclava que está a su servicio. Limpiar,
hacer la compra, cocinar, los recados… últimamente parece que él siempre va por
delante. Esta pequeña discusión probablemente haría que él, acalorado por el
enfrentamiento, se levante de la cama sin darse cuenta de que en el suelo están
los restos de la cena que le dio demasiada pereza recoger la noche anterior y
que provocarán su caída al suelo golpeándose los riñones contra la mesita de
noche. Tras minutos de quejas, lamentos y reproches, con toda seguridad iría
retrasado. Rápidamente se pondría su camisa blanca, su americana azul y, sin
haber desayunado ni una taza de café, iría en coche al trabajo.
Lo que Ulises no sabría es
que habría dejado en casa a una Gloria malhumorada y reflexiva. Ella lleva
semanas mandándole señales, intentándole hacer ver que esta relación no es sólo
cosa de él. Existen los dos, y ya es hora de que le dedique algo de importancia
a ella también. Rumiando estas ideas y proponiéndose hablar con él esa misma
noche, Gloria se prepararía para empezar el día. Ducha, ropa, café, llaves de
casa, llaves del coch… no se lo podría creer. Después de días y días recordándoselo
no se creería que Ulises haya cogido el coche para ir al trabajo. Ella lo
necesitaba hoy porque en el maletero están los 24 ramilletes de flores, uno por
cada alumno de su clase, que trasplantarían esta tarde en una excursión al
Jardín Botánico. Sus alumnos las llevan cultivando semanas y esperaban ansiosos
este día. Pero no habría flores para el Jardín Botánico. No habría flores
porque una vez más Ulises habría decidido no escucharla y anularla totalmente
pensando sólo en su propio interés. Triste, apenada, enfurecida y rota, Gloria
iría en metro al colegio a decirle a sus alumnos que no podrían trasplantar sus
flores en la excursión de esta tarde. Esta noche hablaría con él.
Pero, todo esto es
hipotético. No olvidemos que Ulises sí ha apagado el despertador antes de que
Gloria despertara, no ha pisado los platos con los restos de la cena de la
noche anterior que le dio demasiada pereza recoger y que probablemente ya no
estén en el suelo porque Gloria los haya limpiado, sí ha acabado el bote de
champú, sí se ha puesto la corbata roja que tanto gusta en su oficina, sí se ha
tomado la última taza de café y no ha ido en coche al trabajo.
Después de este inicio de
día, Ulises disfruta de una maravillosa jornada laboral de 9 horas en la que, tras
una excelente presentación en la que comparaba “El creciente número de bazares regentados por
vendedores asiáticos frente al de latinoamericanos en la Europa actual y el
impacto que tiene en sus comercios”, goza de un apasionado revolcón con Emilia,
su atractiva secretaria que no ha podido resistirse a sus encantos y a su
preciosa corbata roja que tanto gusta en su oficina. Ulises se golpea la
espalda cuando Emilia, en un arrebato de pasión, le empuja hasta el lavabo del
cuarto de baño de la oficina propinándole un golpe en los riñones. En este
momento, Emilia se da cuenta de la carrera que tiene en las medias, y las
guarda en el bolsillo derecho de la americana azul de Ulises, sin saber que 4
horas más tarde Gloria las encontrará. De camino a casa, Ulises compra un
ramillete de flores en un bazar latinoamericano que está a la salida del metro.
Cree que calmará los humos a Gloria. No sabe la que le viene encima. Gloria le
espera sentada en el salón.
Por otro lado, Gloria no
tiene un día tan exitoso como el de su novio dado que Ulises dejó ayer puesta
la calefacción del coche y los 24 ramilletes de flores que están en el maletero
se han secado y han muerto. No hay flores para el Jardín Botánico. Así que ya
en el colegio les dice a sus alumnos que no podrán trasplantar sus flores en la
excursión de esta tarde. Por otro lado, sigue enfadada con Ulises. En tan sólo
una mañana, y sin haberle visto si quiera, ya la había fastidiado, demostrando
lo poco que le importa ella. Para empezar, había tenido que recoger los platos que estaban tirados en el
suelo de la habitación con los restos de la cena de la noche anterior que a
Ulises le había dado demasiada pereza recoger, luego había descubierto que
Ulises había decidido gastar todo su champú y, no contento, también se había
terminado todo el café. Por no hablar
del “descuido” que había tenido dejando la calefacción del coche puesta, aun
“sabiendo” lo que estaba en el maletero. ¿Quién deja la calefacción del coche
puesta una noche entera? Parece que lo había hecho a posta. Esta noche hablaría
con él.
Pero… ¿qué hubiera ocurrido
si Ulises no hubiese apagado el despertador hasta tres segundos más tarde, si
hubiese discutido con Gloria, si se hubiese golpeado en los riñones con la
mesilla de noche al pisar los restos de la cena que le dio demasiada pereza
recoger la noche anterior y que están en el suelo, si se hubiese retrasado, si
no se hubiese puesto la corbata roja que tanto gusta en la oficina, si no
hubiese desayunado ni una taza de café y si hubiese cogido el coche para ir al
trabajo con los 24 ramilletes de flores en el maletero?
En ese caso lo más probable
es que Ulises, todavía enfadado con Gloria por su discusión matutina y
dirigiéndose al trabajo, habría visto a Emilia, su atractiva secretaria,
caminando por la calle camino a la oficina. Sería en el momento en que él la
invitase a llevarla en coche cuando ambos se darían cuenta de la carrera que
tendría Emilia en sus medias. Esta agradable e inocente charla les llevaría,
sin ninguna duda, a un divertido revolcón (con mucho cuidado por el dolor de
riñones que todavía tendría Ulises por entonces) que daría por finalizado
cuando Emilia guardase sus medias en el bolsillo derecho de la americana azul
de Ulises. Sin saber que Gloria las encontraría unas horas más tarde. El resto
del día sería todo un éxito para Ulises en su presentación “El creciente número
de bazares regentados por vendedores asiáticos frente al de latinoamericanos en
la Europa actual y el impacto que tiene en sus comercios”. De camino a casa,
Ulises compraría un ramillete de flores en un bazar asiático que está al lado
de su aparcamiento. Creería que calmaría los humos a Gloria. No sabría la que
le vendría encima. Gloria le esperaría sentada en el salón.
El resto nos lo imaginamos.
Gloria tiene intención de hablar con Ulises, pero al verle con un ramillete de
flores lo interpreta como una burla dado que él ha sido el culpable de que los
ramilletes de sus alumnos se hayan estropeado. Él, por supuesto, no sabe de lo
que habla porque no recuerda nada sobre unos ramilletes en el maletero de su
coche. Gloria, enfurecida por su falta de atención, va a buscar las llaves del
coche pero en su lugar encuentra las medias rotas de la atractiva secretaria de
Ulises. Esto supone el culmen en su discusión y acaba rompiendo con él.
La única diferencia entre el
desenlace de una historia u otra es el impacto que pueda tener en los comercios
el hecho de que Ulises haya comprado un ramillete de flores en un bazar
asiático o en uno latinoamericano. Pero no lo consideramos tan relevante.
Imagen tomada de:awesomemyspacecomments.com
Imagen tomada de:awesomemyspacecomments.com
Un cuento muy original, Martín. Habitualmente, la consigna "¿Qué ocurriría si...?" se entiende como una situación extraordinaria que se cuenta, pero en tu relato es parte de la misma reflexión del narrador. Muy bien descrita la irritación que se provocan mutuamente los dos personajes, en todos sus pequeños detalles. Asimismo, el desenlace responde a una idea ingeniosa. No importa si una elección cambia una serie de acontecimientos, porque el final es el mismo. Gran cuento.
ResponderEliminarmuchas gracias pos tus halagos y una crítica tan positiva!!Perdona, pero tengo que preguntartelo porque a todos nos ha llamado mucho la atención...¿por qué has elegido una imagen de Homer Simpson? Esque, realmente no entiendo la conexión que pueda existir entre mi relato y este personaje...jajaj
EliminarMuchas gracias.
Creo que el núcleo del texto está en la incomprensión que se da en la pareja. Él no tiene en cuenta para nada a su mujer como lo hace Homer Simpson. Y me parece que en algún capítulo, si no es de la imagen que tomé, Homer trata de compensar a Marge con flores.
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